“Castilla y León quiere rendir un homenaje al trabajo por la lengua que las academias realizan en todo el mundo”. Con esas palabras, la consejera de Cultura y Turismo, María José Salgueiro, abría el cariñoso tributo que el Gobierno regional le ha dedicado con el lema ‘La fiesta de la lengua’ a las 22 academias de la lengua española en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México). Durante casi dos horas, cerca de 200 personas descubrieron el lado más humano de los académicos, en una animada charla donde entre anécdotas y chistes fueron desmontando algunos tópicos sobre su tarea.
Tras una escueta presentación del presidente del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, el vicedirector de la RAE, José Antonio Pascual, y el presidente de la Academia Mexicana, José Moreno de Alba, recibieron con sorpresa de manos de Salgueiro una ‘Ñ’ elaborada en la Real Fábrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso (Segovia), junto con la invitación a “seguir reflexionando y dialogando sobre la fuerza, pujanza y problemas con que nuestro idioma afronta su discurrir por el siglo XXI”.
Moreno de Alba agradeció a continuación “el generoso apoyo que Castilla y León ha brindado siempre a los trabajos de las academias, que han desarrollado un efectivo trabajo en común que no podría llevarse a cabo sin la organización de múltiples reuniones como las que se han celebrado en esa región española. Ojalá esta solidaridad se fortalezca en el futuro inmediato, puesto que ya ha quedado demostrado que ha sido muy fructífera”.
Por su parte, Pascual explicó que en la ‘Ñ’ que le entregó la consejera se aglutinan de forma simbólica “dos imágenes perfectamente claras”. En primer lugar aludió a “la colaboración de una autonomía que siempre es capaz de sumar y nunca de restar, capaz de ayudar a los que tenemos un proyecto relativo a nuestra lengua, y que sólo pide a cambio que hagamos bien nuestro trabajo”, para a continuación subrayar que “esta ‘Ñ’ une por medio de un rasgo dos realidades que están a uno y otro lado del Atlántico”.
Acto seguido, el burgalés Álex Grijelmo ejerció como maestro de ceremonias en una velada marcada por un tono distendido y jovial, en la que le planteó a los académicos hasta diez tópicos que en un debate cómplice ellos se encargaban de desmontar, en el que participaron representantes de las academias de México, Colombia, Ecuador, Salvador, Venezuela, Chile, Perú, Guatemala, Costa Rica, Filipinas, Panamá, Cuba, Paraguay, Bolivia, República Dominicana, Nicaragua, Argentina, Uruguay, Honduras, Puerto Rico, Norteamérica y España, junto con los académicos José María Merino y Salvador Gutiérrez Ordóñez.
Así, Moreno de Alba fue el encargado de desmentir que la Academia Española impone cómo se debe hablar y escribir en Hispanoamérica: “Nunca ha sido así, y ahora mucho menos. Últimamente las academias americanas estamos trabajando al lado de la RAE con mayor asiduidad, humildad y organización”.
Del chiste a la reflexión
El presidente de la Academia de Letras Argentina, Pedro Luis Barcia, fue una de las ‘estrellas’ de la velada con bromas constantes hacia su homólogo uruguayo, Wilfredo Penco, y una colección de chistes digna de los mejores monologuistas. Así, cuestionado por Grijelmo sobre si los académicos son “unos señores mayores que riñen a todo el mundo”, hizo chanza de la media de edad del colectivo, asegurando que “unos están en cama y otros en coma”. Ya en serio, afirmó que “es difícil incorporar a las academias sangre nueva, pero el esfuerzo está ahí. Con los años hemos remozado la vitalidad de las academias, gracias al contagioso dinamismo de la RAE, y ahora es difícil que nos paren”. En ese sentido, fue Pascual uno de los primeros en recordar la aportación del presidente de la RAE, Víctor García de la Concha, en fomentar el panhispanismo y el contacto entre las academias de la lengua españolas en los últimos quince años.
Él mismo fue el encargado de “desmontar” el tercer tópico citado por el presidente de la Agencia Efe, que “la academia bebe mucho en los libros y poco en los bares”. “Naturalmente que bebe, en los bares, en las calles, en el cine, en los libros... se puede beber en muchas partes”. El director de la Academia Chilena, Alfredo Matos, destacó la “cohesión” que ha conseguido el mundo hispánico, mientras que su homólogo en la academia nicaragüense, Francisco Arellano, recordó que “los académicos bajan hasta donde el pueblo produce sus palabras” y el representante ecuatoriano, Juan Valdano Morejón, citó a Unamuno para asegurar que “la lengua es la sangre del espíritu”.
Ante el cuarto desafío en forma de tópico (“el lenguaje evoluciona, y cada cual puede escribir como quiera con tal de que se le entienda”), Matos apuntó que “la lengua no puede no cambiar, es un fluir. La escritura no es un código estático, ya que hay procesos que se van desajustando a través del tiempo entre lo oral y lo escrito, entre el fonema y el grafema, y es una necesidad imperiosa poner al día esos sistemas de escritura, de forma que no se vean sobrepasados por la historia”.
El relevo lo tomó el director de la academia norteamericana, Gerardo Piña, que ante la afirmación de Grijelmo “el ‘spanglish’ es el futuro del español y los académicos quieren cortar esta evolución del idioma” sentenció: “No somos policías del idioma. El ‘spanglish’ es un fenómeno evidente, pero no es el futuro de la lengua, sino un problema de corte social. A medida que lo que llamamos la clase media ‘hispanounidense’ vaya aumentando, el ‘spanglish’ irá perdiendo protagonismo”, aventuró.
¿Un atajo de vagos?
La velada se animó de forma definitiva, cuando el conductor del acto preguntó al director de la nueva ortografía razonada, Salvador Gutiérrez Ordóñez, si “los académicos son unos vagos”, ante el estallido de carcajadas del auditorio. Tras seguir el juego del moderador, el catedrático por la universidad de León apuntó que “en esta última época la Academia Española ha vivido un periodo de productividad único”. “Estamos trabajando codo con codo para que este magnífico idioma tenga un conocimiento y una definición y estudios ejemplares. Es un momento de esplendor, en el que todos estamos trabajando muchas horas”, remató.
La séptima provocación de Grijelmo fue pedirle a Humberto López Morales, que se atreviera a desmentir que “los académicos españoles no viajan nunca a Hispanoamérica y no se enteran de lo que pasa allí”, a lo cual el representante de la Academia Peruana de la Lengua respondió reconociendo que “es muy difícil conocerse bien en países de distintas idiosincrasia”, y animó a “fomentar más intercambios reales, que permitan conocernos mejor. Hemos avanzado muchísimo en los últimos quince años, pero es mucho lo que nos queda por hacer”.
A continuación el protagonismo recayó en el escritor y académico español José María Merino, a quien inquirieron si dentro de unos años, la mayor parte de la población escribirá “como se hace en los mensajes de móvil que envían los jóvenes”. “Ese lenguaje de los jóvenes es como la antigua taquigrafía, no responde al tráfico normal de la comunicación”, afirmó antes de reconocer que “está habiendo un cierto empobrecimiento del lenguaje, al expandirse la idea de que éste es más funcional si se pueden decir las cosas con menos palabras”. “Cada palabra que se pierde es una pérdida de nuestro patrimonio, y lo que debemos defender en el futuro es un asentamiento de las riquísimas melodías de nuestra lengua, por encima de fronteras y dispersiones”.
La representante salvadoreña fue la encargada de matizar la afirmación de Grijelmo de que “las academias son muy machistas, puesto que en ellas apenas hay mujeres”, al asegurar que “la academia es tan machista como las sociedades”, y que “no se consigue la igualdad cambiando el género de las palabras”.
El último tópico aludido por el moderador fue el de que “ingresar en las academias garantizan la longevidad”. “¿Son ustedes inmortales?”, preguntó. Tras recordar la nómina de académicos españoles que superaron las frontera de los cien años, Salvador Gutiérrez bromeó apuntando que “llegar a los cien años es muy importante, porque a partir de ahí se mueren muy pocos”.
Tras comparar a la RAE con “un ejército caracterizado por la constancia y la renovación”, fue Pascual quien remató la fiesta asegurando que “aparte de inmortales, los académicos somos absolutamente normales”. “Detrás de toda esta broma propuesta por Álex había una seriedad enorme, para mostrar la cara de las academias, que se puede pensar que no existen, que son personas escondidas. Realmente no somos inmortales, pero somos personas llenas de vida, dispuestas a trabajar por la lengua y por los demás”, concluyó.