La historia de Andrés es la de un niño que siempre tuvo claro que sería ganadero. Para ello se formó como ingeniero agrícola. Sus primeros pasos en el sector comenzaron en el año 2019, cuando compró 20 terneras. Su granja se instaló en la localidad burgalesa de Zael. 

Lo primero que tuvo claro fue que el manejo que llevaría a cabo sería regenerativo, para ello se informó y empezó a probar poco a poco. La experiencia está siendo positiva y hoy, cinco años después de haber comenzado, el número de animales ha aumentado.

Andrés nos explicó en lo que consiste este manejo. Se trata de una práctica en la que los animales son tratados en manada. Todos en un único lote. Diariamente entran en pequeñas parcelas acotadas en las que pasarán únicamente 24 horas. Durante este tiempo, consumen todo el paso que allí haya. Al día siguiente cambiarán de parcela.

Andrés afirma que gracias a este manejo los beneficios sanitarios son muchos, a lo que hay que unir que el gasto en piensos es nulo. Además, con mucho orgullo nos dice que su ganadería es "una de las pocas que en España existen 100% de pasto" y que las cualidades organolépticas de esta carne hacen que uno de estos filetes se asemeje más "a una rodaja de pescado azul que a un filete de ternera".