Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Mundos de lápiz y color en la Feria del Libro de Guadalajara

  • El Foro propone una radiografia de ‘La ilustración en el siglo XXI'
  • La incursión del libro digital está revolucionando el mundo de la ilustración

César Combarros | Ical

En el año que celebran su primera década de vida, la agencia Pencil Ilustradores, con sede en Valladolid, ha conseguido poner en marcha en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) el I Foro Internacional de Ilustración (FILustra), una primera toma de contacto con el mercado latinoamericano que podría tener continuidad en sucesivas convocatorias.

“Ésta es la feria literaria en español más importante del mundo, pero hasta el año pasado apenas tenía presencia de un sector como la ilustración, así que propusimos a los organizadores la creación del Foro, que ha cobrado forma con un programa heterogéneo que aborda cuestiones como la autoría y los derechos de los ilustradores, que en posteriores ediciones podrían desarrollarse”, explica la fundadora y directora de la agencia, Sandra López.

Junto a Ángel Domingo, también de Pencil, han dado forma a un programa que propone una radiografia de ‘La ilustración en el siglo XXI’, centrándose en una triple vertiente: el arte, la profesión y el negocio.”Queda mucho por hacer en el sector de la ilustración, que en el caso de los países latinoamericanos todavía tiene que profesionalizarse”, apunta Domingo.

La Agencia Ical ha sentado a los dos representantes de Pencil con los ilustradores de la región que participan en la FIL: el leonés Javier Zabala, que clausurará esta tarde (madrugada en España) FILustra con un encuentro con el ilustrador mexicano Gabriel Pacheco), y el vallisoletano Raúl Allén, autor de un mural que representa los tesoros patrimoniales de las nueve provincias de la región, y que preside el expositor de la Junta de Castilla y León en el certamen.

Veterano en ferias internacionales como la de Frankfurt, Bolonia o Guadalajara, Zabala lamenta que un evento como Leer León acabase convertido en “un elenco de todo lo que hay que hacer para que algo no funcione, salvo en el caso del Rincón de la Ilustración, que estuvo organizado precisamente por Pencil”.

Para Domingo, “España necesita de un certamen de este tipo, que tenga claros sus objetivos, y los propios creadores deberían implicarse para conseguir para la ilustración la notoridad que merece. La ilustración es algo muy cercano para el público, que consigue empatizar muy bien con las audiencias”. En este sentido, López añade que desde Pencil tiene “la esperanza de que los responsables culturales vean que hay muchas posibilidades y mucho por hacer en este terreno”.

Zabala, Premio Nacional de Ilustración 2005, reconoció haberse sorprendido al constatar la “gran nómina de importantes ilustradores que tienen su origen en Castilla y León”, si bien reconoció que “ejercemos nuestro oficio sin sentirnos de ninguna parte”, algo que, para Sandra López, aporta a los autores “una mayor libertad”, si bien para Zabala plantea otro problema: “Se hacen cosas muy parecidas en distintas partes del mundo, sin que cada ilustrador haya metabolizado su propia cultura”.

Creadores sin fronteras

La propia agencia que ella dirige trabaja con ilustradores y editoriales de tres continentes, pese a tener su sede en Valladolid. Como apunta Zabala, “las nuevas tecnologías han revolucionado el mundo de la ilustración por completo. Yo pertenezco a una generación que tuvo que moverse a Barcelona o a Madrid porque es allí donde están las principales editoriales en España, pero ahora puedes trabajar con Corea desde tu lugar de origen sin nigún problema”.

Un claro ejemplo de ello es Raúl Allén, que viajó a México acompañado por la ilustradora abulense Raquel Aparicio y que reparte su producción “al cincuenta por ciento entre editoriales de Estados Unidos y de España”. El vallisoletano protagonizó el sábado un taller que registró lleno de público en el Salón de los Ilustradores, en el cual reflexionó sobre las posibilidades para desarrollar historias que ofrece el cómic, un universo donde él ha realizado varias incursiones, si bien no es el ámbito que más ha trabajado. “Intenté ofrecer una visión general de un campo que no es donde más me muevo, pero que ofrece infinidad de posibilidades”, explica antes de asegurar que “terrenos tan diferentes como el cómic, la prensa o el diseño gráfico han convergido hace tiempo, y autores especializados en uno de esos ámbitos han dado el salto a otros”, algo que en su opinión “ha abierto notablemente las posibilidades profesionales”.

Por su parte, Zabala ha protagonizado un encuentro con el ilustrador mexicano Gabriel Pacheco, que puso esta tarde punto y final a esta primera edición de FILustra, donde ambos pusieron sobre la mesa “los procesos mentales, anímicos e intelectuales que atraviesa el ilustrador para crear un libro”, abordando cuestiones como la relación que se produce entre el texto original y la ilustración que lo acompaña. “Los ilustradores estamos obligados a acercar el libro a nuestro mundo interior, a buscar lugares comunes donde podamos desarrollar nuestra mirada”, explica. “Cada vez más, los ilustradores asimilan el texto y se sirven de él como una excusa para mostrar su propio mundo”, añade.

Allén toma la palabra para explicar cómo se contraponen las formas creativas de Pacheco y Zabala: “Sus maneras de trabajar son muy diferentes. Gabriel es muy conceptual, muy teórico y técnico, con una composición más mecanizada”, antes de que le interrumpa Zabala para reconocer que su colega mexicano es “mucho más racional”, mientras que él es “más intuitivo”, y le da mucha importancia al trazo y al gesto gráfico.

El leonés se anima entonces a asegurar que el trabajo de Allén es “más academicista”, ante lo cual el vallisoletano replica que “además responde a otras necesidades expresivas”. “Es una opción que has tomado”, remata Zabala.

Trabajar desde la base

Para el Premio Nacional, “un ilustrador tiene hoy la obligación de educar a los públicos”, una tarea a la cual, en su opinión, deben ayudar los propios medios difundiendo a labor de los ilustradores. “El público cada vez sabe más, pero es una cuestión en la que hay que empezar a trabajar desde la base, con los niños”, explica antes de afirmar que “un libro ilustrado no es bueno si no gusta a todas las edades, desde los más pequeños hasta los padres”. “Cada vez son más los adultos que se interesan en comprar álbumes ilustrados”, añade López.

Para Zabala, que ha trabajado en muy diversos ámbitos a lo largo de su trayectoria, si bien en los últimos años se ha especializado en libro infantil y juvenil, “los niños lo entienden todo, interpretan la realidad que les rodea a partir de códigos mucho más abiertos que los adultos y que muchos editores; el problema es que los libros destinados a ellos tienen que pasar por muchos filtros intermedios antes de llegar a las librerías”. En esa línea, denuncia el “excesivo proteccionismo que existe hoy en las escuelas”, pese a que el álbum ilustrado se ha abierto a “cuestiones cotidianas como la muerte, la homosexualidad o el divorcio”.

Otro de los focos del debate es la figura de los editores, una figura “imprescindible” para López, que “puede mejorar tu trabajo entre un 20 y un 30 por ciento en el mejor de los casos”, en opinión de Zabala, para quien “un buen editor es un lujo, pero hay muy pocos”. Así lo explica antes de subrayar la “competencia tremenda” que hoy sufren los jóvenes ilustradores, que intentan dar sus primeros pasos en el oficio. “Mucha gente que ahora comienza está desarrollando proyectos muy experimentales, que les permiten prepararse y contar con una visión muy completa del proceso de creación y difusión de su obra”, argumenta Allén.

Sin embargo, la conversación se zanja cuando aparece sobre la mesa una cuestión como el libro digital. “Todo esto de lo que hemos hablado es papel mojado, porque estamos siendo testigos de el desembarco de algo que va a revolucionar el mercado en un plazo máximo de cinco años: el libro digital. El sector ya ha vivido una transformación tremenda con la llegada de internet y las nuevas tecnologías, pero el cambio del libro electrónico va a ser tan drástico como la invención de la imprenta”, asegura Zabala tras apuntar que acaba de trabajar en dos libros específicamente digitales.