No son productos que se tomen por capricho. Están prescritos por un médico y con visado del inspector. Son los dietoterapéuticos. Los consumen personas que necesitan una dieta especial, rica en proteínas, en fibras o aptas para diabéticos.
La persona que haya superado un cáncer lo sabe. Lal quimioterapia tiene sus efectos secundarios y uno de ellos son los problemas intestinales. A veces estos productos son su único alimento. Pero son caros, muy caros. Por eso están financiados por la seguridad social.
Una caja que contiene doce botellas, de medio litro cada una, de un batido especial con proteínas cuesta 115 euros. Si se hubiera puesto en marcha el copago de productos dietoterapéuticos el paciente hubiera tenido que pagar 12 euros si es pensioniesta y 46 si está en activo. Porque este tipo de copago se hubiera regido por el mismo que el de los medicamentos normales.
Tampoco habrá que pagar por las prótesis ni por el transporte sanitario no urgente. Algo que agredecen los pacientes de diálisis, por ejemplo, que visitan el hospitales todas las semanas.
La retirada de esta medida es bienvenida pero insuficiente, según la Asociación española contra el cáncer. Porque se eliminan estos copagos pero se mantiene vigente el de los medicamentos que se dispensan en las farmacias hospitalarias.
El ministerio de Sanidad aún debe pronunciarse sobre el recurso presentado por la Junta de Castilla y León y que ha admitido a trámite el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Nuestra comunidad aún no lo ha puesto en marcha.