Cuánto de nosotros dice nuestra caligrafía. Tanto como si algo lo escribimos espontáneamente o presionados incluso. La labor de estos peritos es también esa, no sólo descubrir falsificaciones. Su informe puede ser pieza clave en un juicio.
Nos lo cuenta Nieves Navarro, ella es perito judicial experta en caligrafía, documentoscopia y grafología. "Te pueden llegar letras de cambio, contratos, testamentos ológrafos...", comenta. Estos profesionales son llamados por la justicia o por clientes particulares que quieren comprobar algun tipo de sospecha de falsedad.
El perito reciben muestras dubitadas (que están en duda de falsedad) del documento y las cotejan con las indubitadas (que se saben del autor). A través de un exhaustivo análisis, descubren si se trata de una fasificación o no. Aunque para esto no sirve cualquier documento. "Es importante que haya una diferencia de no más de cinco años entre unas escrituras y otras", afirma la perito.
También hace referencia a lo importante que es tener clara la ética profesional: "Hay que ser honesto a la hora de hacer una pericial. No es quien te pague tus honorarios, es la verdad". Según Nieves, la labor del perito es dar luz a las dudas que puedan surgir en un caso.
LA ESCRITURA TAMBIÉN REVELA EMOCIONES
A través de la letra se puede averiguar mucho más que una falsificación. Estos profesionales también pueden descifrar si ocurría algo anómalo cuando la persona firmó el documento.
"Se pueden apreciar temblores del miedo que está viviendo esa persona, escritura contenida, en la presión...", comenta Nieves y añade: "Hay rasgos que denotan que no está escrito con espontaneidad".
Mientras haya falsificaciones en documentos, juzgados y particulares seguirán recurriendo a los peritos calígrafos.