Los vulcanólogos todavía no pueden asegurar el fin de la nube volcánica. Aunque la actividad disminuye lentamente, todo parece indicar que esta situación se alargará en el tiempo de forma intermitente. Los viajeros y los usuarios de los aeropuertos españoles y europeos seguirán sufriendo las consecuencias de las cenizas del volcán islandés.
Aunque fue hace casi un mes cuando saltó la alarma, el volcán ya llevaba varios meses de actividad, concretamente desde el mes de enero. Este tipo de erupciones son más frecuentes de los podíamos pensar.
Una cosa sí que ha quedado clara después de esto: somos más vulnerables que antes a los acontecimientos de la naturaleza y si no, que se lo pregunten a las aerolíneas.
Un fenómeno que también podría afectar a España. La actividad del Teide ha aumentado desde 2004 pero sólo el tiempo dirá si se produce algo igual a lo de Islandia.