Se llama Álex y ya se ha convertido en el primer huracán de la temporada en la Costa Atlántica de Estados Unidos. Se espera que en las próximas horas tome tierra al sur del estado de Texas.

Los vecinos de esta zona ya están acostumbrados a los ciclones. Sin embargo, cualquier precaución es poca y se afanan en sellar las puertas y ventanas de sus viviendas. Los turistas son los que peor lo llevan, que no dudan en hacer las maletas con tal de evitar a Álex, que ha pasado de ser una tormenta tropical a un huracán con rachas de viento de hasta 120 kilómetros.

“No queremos correr ningún riesgo, queremos salir de aquí mientras podamos” dice uno de esos turistas. Lo peor está por llegar, cuando Álex se introduzca tierra adentro.

La Casa Blanca ha decretado el estado de emergencia.La fuerza de Álex ya ha conseguido paralizar las labores de limpieza del vertido en el Golfo de México. Y los habitantes de la Isla Grand, en Luisiana, temen la llegada de más manchas de petróleo.

Por cierto, que Estados Unidos ha aceptado la ayuda que 12 países, entre ellos, España, le han ofrecido para eliminar el vertido. Entre lo positivo del paso de Álex, que las principales instalaciones petroleras de la región no se han visto afectadas.