El presidente de Túnez Abidine Ben Alí ha disuelto esta tarde su Gobierno. No ha podido soportar la presión contra él en las calles y ha convocado elecciones dentro de medio año. Además ha decretado el estado de excepción en todo el país.
Los tunecinos han cercado a su Gobierno arrinconándole hasta hacerle tomar medidas extremas. A grito de "Ben Alí vete ya" 5.000 personas han puesto sitio al Ministerio del Interior. No les ha bastado con su anuncio de que no se va a presentar a la reelección en los comicios de 2014. Le quieren fuera ya.
El presidente Adibine Ben Alí no se enroca ante estas turbas. Ha cedido aún más. Ha destituido a todo el Gobierno y ha convocado elecciones legislativas para dentro de seis meses. Además ha vuelto a mandar a la policía para dispersar por la fuerza las protestas. Han lanzado gases lacrimógenos y han llegado a emplear sus armas contra los manifestantes, a quienes han alcanzado algunos disparos. A estos heridos hay que sumar las tres víctimas mortales que se han producido en las protestas de madrugada en la capital.
Más de 60 muertos
Se llega así al fondo de un remolino que comenzó hace menos de un mes y que se está tragando a las instituciones tunecinas. Son los últimos coletazos de las revueltas en todo el país por el paro y la subida del precio de productos básicos, como los alimentos. De momento han dejado una veintena de muertes según el Gobierno y más de 60 según la oposición.
Para cortarlas por lo sano Ben Alí ha decretado el Estado de Excepción en todo el país, en el que otorga a los militares la prerrogativa de usar sus armas contra quien se lo salte.