El equipo de oncología radioterápica del Hospital Clínico de Valladolid espera empezar a utilizar el nuevo acelerador en junio. Tan sólo falta la inspección del Consejo de Seguridad Nuclear y el visto bueno de Industria.
Desde hace meses trabajan para la puesta a punto de una máquina, cuya principal diferencia con los otros dos aceleradores que ya hay en este centro hospitalario, es su precisión. Este acelerador funciona con radioterapia modulada y radioterapia guiada por imagen.
Según Francisco López, Jefe del Servicio de Oncología Radioterápica, "eso supone que el enfermo puede recibir dosis muy altas de radiación sobre un tumor con una probabilidad de curación muy alta y con la enorme ventaja de que la toxicidad va a ser muy pequeña".
El acelerador utiliza un sistema de triple láser que coloca al paciente en la misma posición en cada sesión. Esto es algo muy importante porque la principal cualidad de esta máquina es la precisión. Después los escáner se ocupan de crear una imagen tridimensional guiada del paciente para centrar el tumor. El paso siguiente es que el acelerador irradie sobre el tumor. Una radiación, que sólo dura 3 minutos, que se realiza de manera continua, no campo por campo. Lo que va a permitir atacar directamente al tumor sin tocar ningún tejido y órgano que se sitúe a su alrededor.
La forma del haz de radiación, cuya intensidad regula el acelerador, se corresponde exactamente con la forma del tumor. No importa en qué parte del cuerpo se sitúe, por muy profunda que sea, ni lo irregular que parezca. La precisión es asombrosa. Por eso, la utilización de este acelerador lineal de última generación está recomendada para ciertos tipos de tumores. "Cáncer de próstata. Tumores de cabeza y cuello, cerebrales. Es decir, tumores profundos, en cualquier localización en la que necesitemos una gran precisión", según el Doctor López.
Esta nueva máquina ha costado dos millones de euros. Estará operativa 15 años. Tiempo durante el cual atenderá a seis mil enfermos al año, de los cuales cuatro mil se curarán. Se estima que el coste de un tratamiento de cáncer es de 300 euros por paciente.
La Asociación Española de Radioterapia recomienda que haya seis aceleradores por cada millón de habitantes. En Castilla y León, con una población de dos millones y medio, hay 11 aceleradores en los hospitales públicos y otros 2 en hospitales privados con los que la Consejería de Sanidad mantiene un concierto.