Los viñedos ecológicos dan sensación de abandono, pero abandono intencionado. Se trata de dejar actuar a la naturaleza para que la propia planta se haga fuerte y así se defienda de plagas y enfermedades. Se vendimia a mano y seleccionando los racimos más pequeños. Una vez en la bodega, al vino apenas se le añaden sulfitos, su conservante es el alcohol.