Hace casi un mes que empezó, de manera paulatina, el traslado de médicos y enfermeras de las zonas rurales a las urbanas. Una reestructuración que SACYL ha adoptado para equiparar las cargas asistenciales de los profesionales sanitarios.
En un centro de salud urbano la media de tarjetas que atiende un médico ronda las 1.400. Ha municipios donde el facultativo no tiene más de 200 habitantes.
Sin embargo, esta reestructuración no ha gustado a los vecinos de aquellos pueblos donde ahora tienen menos personal sanitario para atender sus demandas. En el centro de salud de Lerma, en Burgos, han pasado de tener 15 médicos a 13 y 15 enfermeras a 14. Menos profesionales para atender a alrededor de 40 localidades.
Los vecinos de los consultorios locales a donde acuden estos médicos y enfermeras se quejan del cambio de horarios y el trastorno que esto supone, sobre todo, para la gente mayor, población mayoritaria en esta zona.
Algo parecido ocurre en Mota del Marqués, Valladolid. Su centro de salud está catalogado como G4, que es de máxima dispersión. Puede haber hasta 38 kilómetros de distancia entre un pueblo y otro. En total este centro de salud atiende a 15 localidades, algo más de 2.300 habitantes. Ahora cuenta con una enfermera menos.
Y es que el tiempo de desplazamiento también cuenta, lógicamente, como jornada laboral y disponer de menos profesionales sanitarios significa más pueblos a repartirse.
En estos municipios aseguran que la prueba de fuego llegará en verano, época en la que estas localidades triplican su población. Desde SACYL les han asegurado que estarán pendientes de sus necesidades. En estos consultorios locales se suplirán las bajas y las vacaciones, pero no se aumentará el personal.