Lo que ha hecho el Estado este 13 de enero es pedir un préstamo igual que lo puede hacer cualquier ciudadano, con la salvedad de que los bancos no pueden conceder un crédito tan alto como lo que necesitan las arcas públicas. Entonces, el Tesoro acude a entidades financieras que actúan como colocadores, es decir, buscan quién preste el dinero entre sus clientes, sociedades e incluso otros países. La forma en que éstos dejan el dinero es aquiriendo bonos que salen a subasta y que luego el Estado les devuelve pagando intereses.