Martin Mapisa llegó al Zamora CF en enero del año pasado. Muy pronto el coronavirus truncó sus planes. El guardameta pasó el confinamiento en el piso que compartía con otros dos jugadores, sin poder visitar a su familia en Zimbabue. Pero lo más duro llegó en abril. Su madre fallecía de cáncer y, debido a la situación sanitaria, no pudo asistir al funeral. Tras unos meses muy duros, comenzó a ver la luz con el ascenso de los zamoranos a Segunda B.

Sabedor de que en el cielo tiene a su mejor fan, Mapisa comenzó esta temporada como suplente, defendiendo la portería en Copa del Rey. Sus buenas actuaciones en este torneo le abrieron la puerta de la titularidad en liga, en detrimento de Jon Villanueva, uno de sus grandes apoyos.

Poco a poco, el cancerbero va recuperando la sonrisa en Zamora. Su español mejora con las clases a las que acude y con las lecciones improvisadas en el vestuario que recibe de sus compañeros. Agradece el apoyo de una afición que ha encontrado en él un nuevo guardián para el Ruta de la Plata.