Esta operación especial de tráfico será histórica porque nunca antes se habían previsto tantos desplazamientos. Nueve millones de vehículos pasarán por las carreteras de la comunidad y de estos viajeros, muchos tendrán como destino Castilla y León.
Los hoteles de la comunidad llevan semanas preparándose. Esperan una ocupación superior a la del año pasado y que se sitúe ya en niveles anteriores a la pandemia. El ritmo de reservas a pesar de ser lento es bueno, vivió un empuje después de semana santa, se paró en mayo y ahora vuelven a coger velocidad.
Castilla y León no es destino de sol y playa, y precisamente el verano suele ser una época más tranquila, pero prevén que en julio ronde el 65% y alcance el 80% o en agosto. Aquí, los que nos visitan suelen tener estancias cortas, el cliente es de última hora, con una anticipación de una semana o 15 días. Aquí se intentan contener los precios, y aunque han subido, siguen siendo destinos más económicos que la costa. Ahora el reto es que el cliente se aloje dos o tres noches.
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