Si miramos atrás, todo apuntaba a una nueva líder en Podemos. Hasta Pablo Iglesias anunciaba en su salida del Gobierno su propuesta para que fuera su candidata en las próximas generales. Una decisión que hasta la propia Díaz dejaba de piedra. Pero el 7 de agosto, llegó el día. Arrancaba el proyecto de escucha participativa 'Sumar'. Varias formaciones, como Izquierda Unida, Más País o incluso el propio PSOE aplaudían la decisión de que hubiera un ente común a la izquierda de los socialistas.
Pero no estaban todos y las diferencias entre Díaz y las ministras Irene Montero e Ione Belarra empezaba a ser más visible, sobre todo, en temas polémicos como la guerra en Ucrania o la reforma de la ley sí es sí. "Más que diferencias programáticas, la clave de la división tiene que ver con la estrategia suave frente al PSOE y la que defiende, podemos de estar en el gobierno pero con un pie en la calle", asegura el politólogo de la Universidad de Salamanca, José Manuel Rivas.
Ocho palabras justifican la ausencia de Podemos en el proyecto en el que por el momento cuenta con el apoyo de más de una decena de formaciones. "Primarias abiertas y participativas a toda la ciudadanía". Sin acuerdo, antes de las municipales, anuncio electoral de Yolanda Díaz para ser la candidata del bloque progresista y el descalabro de Podemos en las municipales. Hechos que obligan a ir juntos, "solamente por el diseño de nuestro sistema electoral, especialmente por las circunscripciones electorales", comenta Rivas.
Ahora toca negociar a contrarreloj. Y, en medio, las primeras voces internas críticas que exige la dimisión de la cúpula y la integración en Sumar. De margen, les queda hasta el día 9 de junio para conformar la coalición y, diez días después, el 19 de junio, para presentar las listas electorales.
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