A lomos de un dragón, surcan el río Pisuerga. Lo hacen desafiando al cáncer de mama, al que retan en cada palada. Son las Vallkirias Pisuerga, "una familia" compuesta por 40 mujeres que tienen o han tenido esta enfermedad. "Engancha porque te engancha a la vida. A seguir, a luchar. Sientes que no estás mal", explica Ana Isabel Estévez, una de sus integrantes.

Practican una modalidad del piragüismo llamada dragon boat, que les reporta muchos beneficios. "Se ejercita todo el torso superior y mejoras la circulación, el drenaje linfático...", apunta Nachi García, presidenta y fundadora. "Cada tres semanas me dan tratamiento y me olvido completamente", añade Consuelo Conde.

Bajo las siglas BCS, 'supervivientes de cáncer de mama' en inglés, han creado una identidad propia. Una "forma de vida", como asegura Begoña Uña, que ahora se ve amenazada. Un cambio de reglamento de la Federación Española de Piragüismo las ha incluido, "sin previo aviso", en la categoría de personas con discapacidad.

"Nos parece injusto, empobrece el proyecto", argumenta Mónica Robles. Un proyecto "inclusivo", en el que "todas" tienen cabida. "Aquí estamos las que tienen la enfermedad, las que la han pasado, las que tienen una discapacidad como consecuencia de ella...". Mientras esperan una respuesta por parte de la federación, ellas seguirán paleando por la vida.

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