Su papel es fundamental en el diagnóstico de enfermedades infecciosas. Se encargan de averiguar qué microorganismo es el causante de la enfermedad de un paciente. Son los microbiólogos. Ellos informan al médico qué virus o qué bacteria está causando la infección y participan a la hora de establecer qué antibiótico es el mejor para acabar con ella.
En el laboratorio de microbiología del Hospital Río Hortega de Valladolid reciben entre 300 y 400 muestras diarias para analizar. Siempre que se recibe una muestra se hace un análisis macroscópico para ver si cumple las condiciones idóneas para su siempre, es decir, para depositarla en un medio de cultivo. Esta es una de las distintas técnicas que se utilizan. Un método directo para recuperar el organismo y poder identificarlo a través de preparados de sustancias químicas o naturales.
Cuanto más información tengan los microbiólogos sobre el paciente y sus síntomas más posibilidades hay de acercarse a la respuesta correcta. Y una respuesta rápida permite a su vez identificar cuanto antes qué antibiótico puede ser el más adecuado y el que menos efectos colaterales tenga sobre la flora del paciente.
Las infecciones urinarias y los virus respiratorios son los más comunes. Pero en este laboratorio también han visto enfermedades nada presentes en nuestro país como el denge o el chicungunya.