Desde hace meses hay temor a que los fondos que llegan desde Europa se queden en el tintero. Ya lo avisaba el consejero de Economía y Hacienda el pasado mes de agosto. Unos criterios demasiado exigentes y plazos cortos estaba dejando fuera de la convocatoria miles de solicitudes. En el caso de las ayudas COVID, se tenía en cuenta estar al corriente de los pagos de la Seguridad Social, tener una merma del 30 % de la facturación o haberse endeudado. Esto penalizaba muchos autónomos o pymes que había tirado de ahorros o que estaban rozando esa reducción. Desde ATA y CEOE piden una tramitación más sencilla para que se pueda acceder a estos fondos. 

Y eso cuando se convocan porque muchas partidas siguen a la espera. Hay fondos europeos, nacionales, para autónomos, para pymes... Un atracón de  millones que se ha indigestado. Incluso el fondo para evitar concursos de acreedores, el SEPI, está atascado. De 10.000 millones de euros solo ha concedido 1.400. Hay un exceso de trabajo para las administraciones y una tramitación muy compleja

Pero el problema es estructural. Y si no fíjense en el Plan de Recuperación, el Gobierno planteó siete grandes Pertes. De ellos, solo el de la automoción y el de Salud están aprobados, pero no hay todavía convocatoria para acceder, otros ni siquiera están sobre la mesa. Además, Bruselas ya ha dado un tirón de orejas al ministerio de Hacienda. Tiene en un cajón más de 36.000 millones de los tradicionales fondos estructurales. Y el plazo se acaba.