Y no es solo una percepción. Ya conocemos el índice de precios de consumo adelantado. En diciembre ha subido casi un punto y medio respecto a noviembre. Un 1,3 concretamente. Pero si nos fijamos en la tasa interanual, la subida es de casi el 7%, un 6,7%. Es la más alta en 30 años, y eso que el año había empezado casi en negativo. En que terminemos 2021 así, influye el precio de la electricidad, pero no solo. También se nota en la alimentación.

Y es que esta subida del IPC no sorprende a nuestros bolsillos que llevan meses acumulando subidas. Por ejemplo, la fruta fresca hasta diciembre se ha encarecido un 12%. Pero en nuestro carrito lo que más ha subido es el aceite que acumula una subida de casi el 30%. Tampoco se libran los refrescos o la pasta.

También es más caro ir a por el periódico. Un 5%. La vivienda es uno de los apartados donde más se nota, sobre todo por los precios de la energía, pero también arrojan subidas las comisiones bancarias, las cámaras de foto, cafeteras, los muebles o la ropa.

Y el colapso logístico ha hecho que las bicicletas hayan acumulado subidas este año. En el transporte a nadie se escapa que los carburantes se han disparado. Por contra, se desploman los precios de los peajes por la liberalización de algunas autopistas. También los vuelos nacionales e internacionales.

Y alojarse hoy en un hotel es casi un 30% más caro. También suben pero de manera menos acusada los museos o bibliotecas. Mientras, el precio de paquetes turísticos ha caído casi un 10%.