El Gobierno cierra filas ante las previsiones de la Comisión Europea y del FMI de que España no va a cumplir el objetivo de déficit marcado para 2016. Tanto Luis de Guindos desde Bruselas como Mariano Rajoy en el Foro del Diario ABC no han dudado en contradecir los pronósticos de ,los instituciones comunitarias.
“A partir de 2016 el déficit público estará por debajo del tres por ciento”, ha afirmado el presidente del Gobierno, quien ha recordado que en otras ocasiones la Comisión Europea no ha sido precisa con las previsiones sobre el crecimiento de España, unos pronósticos que nuestro país ha mejorado según ha ensalzado Rajoy.
Ha remarcado que España cumplirá ese objetivo porque la economía crecerá a un ritmo del tres por ciento hasta 2018 "si se mantiene el rumbo". Éste ha sido uno de los primeros mensajes del presidente del Gobierno ya en clave electoral de cara a la cita con las urnas del 20 de diciembre. “Está en juego avanzar o retroceder, crecer o volver a lo que dejamos atrás”.
Criticas de Aznar
Rajoy cree que el Partido Popular es la única formación política capacitada para que España continúe por la senda de la recuperación y rechaza entrar en el debate generado tras las críticas del ex presidente del Gobierno José María Aznar a la situación del partido y su llamada a reflexionar ante el auge de Ciudadanos.
“Yo no voy a polemizar con el señor Aznar”, ha zanjado, "porque a lo que yo tengo que dedicarme fundamentalmente es a intentar convencer a los españoles de que es bueno que el Partido Popular continúe en el Gobierno".
Corrupción
Rajoy reconoce que los casos de corrupción han dañado al PP y que pueden pasarle factura en las generales. A modo de autocrítica, el presidente ha reflexionado sobre si podría haber actuado de otra manera. “Hay quien ha dicho efectivamente que no hemos reaccionado rápidamente, que hemos sido muy timoratos, que podíamos hacerlo de otra forma, que no lo comunicamos bien, pues probablemente tengan razón”.
Cataluña
El presidente del Gobierno también ha reiterado su disposición al diálogo con la Generalitat de Cataluña después de las elecciones del 27 de septiembre, pero insiste en establecer una línea roja en clara alusión a Artur Mas. “No perderé ni un minuto de mi tiempo en dar satisfacción a quien tiene como único norte la deslealtad”, ha aseverado con rotundidad.