Con timidez, el forraje de avena se está haciendo un hueco en el campo de Castilla y León y se está convirtiendo en una alternativa al forraje habitual marcado principalmente por el cultivo de alfalfa. En la comunidad se siembran 80.000 hectáreas de avena, la mitad van destinadas a forraje.
El cultivo tiene buen desarrollo en el campo, pero además también cuenta con mucho interés por parte del mercado asiático que desde esta campaña lo incluirá dentro de la ración de comida de sus ganaderías. Hasta este momento el único país que les exportaba forraje de avena era Australia. La diferencia entre el producto australiano y el español se encuentra en que allí el secado se hace al sol, mientras que aquí se deshidrata. Un punto que juega a favor del producto nacional.
Objetivo: Incrementar el porcentaje de azúcar
El punto negativo lo encontramos en la cantidad de azúcar soluble al agua que tienen allí y el que se consigue aquí. Un factor que marca la calidad y fija el precio. El objetivo es llegar al 20% de azúcar, porcentaje con el que el forraje de avena tiene un precio superior y al que en Australia ya han llegado.
En el campo de Castilla y León se está alcanzando el 15% una cantidad con la que ya se puede exportar a un precio rentable. Sin embargo, el objetivo está claro: hay que llegar al 20%, para ello se realizó un estudio que finalizó en el mes de enero y en el que se vio que en la comunidad se podría incluso superar ese porcentaje. Algo muy importante, ya que si se mejora la calidad y se aumenta el precio, la rentabilidad del agricultor será mayor.
La alfalfa: la reina del forraje
De momento, la reina de los cultivos forrajeros sigue siendo la alfalfa. En este caso, la campaña que acaba de comenzar llega marcada por un descenso en el precio motivado por los stocks que se generaron la campaña pasada. En ese momento la sequía hizo que las previsiones de cosecha se redujeran y con ello los precios subieron.
Dos circunstancias que hicieron que las industrias se quedaran fuera del mercado exterior y el volumen de forraje que España exportaba fuera ocupado por otros países como Estados Unidos, Canadá, Egipto o Sudáfrica.