Para las madres primerizas son una fuente de información y un apoyo fundamental en una época llena de felicidad pero también de miedo e incertidumbre.

Las matronas se ocupan de las mujeres en cualquier etapa de sus vidas. Desde la adolescencia (relaciones sexuales, anticoncepción) hasta la madurez (menopausia), pero es quizás con la mujer embarazada cuando más satisfacciones da su trabajo.

Son ellas las que realizan la primera revisión del embarazado y desde ese momento acompañarán a la madre hasta el final. Incluso después del parto. Reconocen que ser madre es una experiencia llena de contrastes. Por una lado se vive una etapa muy bonita, llena de sorpresas. Por otro, las dudas y el miedo sobrepasan a muchas mamás. La matrona está ahí, en todas esas etapas para dar apoyo.

Ana Mª Guerrero, matrona en un centro de salud de Valladolid, nos lo cuenta. "Muchas madres de las que han venido a educación maternal nunca han tenido un bebé en sus brazos, hasta que van a ser madres. Eso crea muchísima inseguridad. Yo les digo que confíen en sí mismas. Muchas madres no saben todo lo que pueden hacer por sus hijos".

Las matronas también se reciclan. Porque con el paso de los años y las investigaciones, se demuestra que lo que antes hacíamos con el cuidado del bebé no estaba bien hecho. Ahora se aconseja que los niños duerman boca arriba y no boca abajo, porque se ha demostrado que tiene que ver con la muerte súbita. "Otro ejemplo", según Ana Mª, "es que ahora no se da a un bebé de mamar diez minutos de cada pecho, si no que se les da de mamar a la demanda".

También ha cambiado, y mucho, la presencia de los padres. Tanto en las clases de preparación como en el parto o en el cuidado del bebé. Un apoyo fundamental para la madre.