El caso de Olivia nos ha llevado a preguntarnos sobre la práctica habitual en los juzgados a la hora de determinar el tipo de custodia que se concede. La compartida es la tendencia desde 2013 y se ejecuta incluso a pesar de que haya denuncias cruzadas en la pareja y solo no se concede en casos muy puntuales. 

Desde que el Tribunal Supremo dictó sentencia en 2013 la custodia compartida se convirtió en la forma habitual de llevar a cabo las separaciones.

Los últimos datos del INE reflejan que el año pasado, la custodia compartida fue otorgada en el 43% de los casos de divorcio y separación entre cónyuges de diferente sexo y en el 64% de las rupturas de parejas del mismo sexo. Solo dos años antes, en 2019, esos porcentajes eran del 37% y del 52% respectivamente. 

Los abogados perciben que se concede ya en la mayoría de las ocasiones, bien sea de mutuo acuerdo o por orden del juez, quien solo en casos muy concretos opta por la custodia completa para la madre o el padre.

Según Beatriz Rodríguez, abogada, se requiere ahora una importante justificación para dar la custodia a un solo progenitor. El otro "tiene que estar en una situación de desestructuración social a todos los niveles, que no tenga trabajo, que tenga alguna adicción, que haya desatendido a los menores durante mucho tiempo" para que el juez le retire la custodia. Incluso si hay alguna denuncia de violencia de género, se suele optar por este tipo de régimen de custodia. "Deben de ser casos de violencia habitual, reiterada, de humillaciones que se vea claramente que vaya a perjudicar a los menores", según Rodríguez.

Por otro lado, en las custodias compartidas no siempre desaparece la manutención, en cada caso es diferente y es el juez quien lo determina en caso de grandes desequilibrios económicos entre el padre y la madre o viceversa.

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