En 2012 fallecieron en Castilla y León 1.287 personas a causa de un ataque al corazón. Eso supone el 4,5% de las defunciones ese año. La consejería de Sanidad se ha propuesto reducir esa cifra en un 30%. Quiere que haya un descenso en la mortalidad por infarto antes de que se produzca la hospitalización porque, una vez ya en el hospital, la tasa de muertes es significativamente baja gracias a los avances tecnológicos con los que cuentan los servicios de cardiología.
El Código Infarto es una estrategia que trabajará en ello. En este nuevo método de trabajo o protocolo están implicados médicos de familia, servicios de urgencias, de emergencias hospitalarias y cardiólogos. Se trata de que todos actúen de la misma manera para mejorar la atención al paciente y reducir los tiempos de actuación.
Este código, por ejemplo, establece la recomendación de que, desde que un paciente acude con síntomas de un infarto al centro de salud hasta que le realiza el primer electrocardiograma, no pasen más de diez minutos. O que no transcurra más de media hora desde que es atendido hasta que recibe tratamiento medicamentoso. O de que no pasen más de 120 minutos hasta que se lleve a cabo una angioplastia o desobstrucción de las arterias.
Además, los pacientes con infarto ya no serán trasladados a las emergencias de los hospitales, si no que serán derivados directamente a las Unidades de Hemodinámica. Cada hospital de la región contará con un coordinador de este Código Infarto.