El cólera está dejando paso a la rabia en Haití. Las protestas de centenraes de haitianos se repiten a diario en Puerto Príncipe frente a la sede de la ONU. Muchos han dado por bueno un rumor de que los soldados extranjeros han traído la enfermedad a la isla y exigen que se vayan.
El constante vaivén de camillas con enfermos por las calles de la capital no hace más que acrecentar esa ira. Allí el personal sanitario de las ONGs está desbordado. En apenas una decena de días alrededor de 18.000 haitianos han contraído el cólera, de ellos más de 1.100 han sucumbido a la enfermedad. Ante la oleada de contagios, los médicos les tratan como buenamente pueden en centros improvisados en los barrios antes de llevarles al hospital. “Las personas con síntomas de cólera vienen aquí con vómitos y diarrea", relata Isabel Jeanson, doctora de Médicos Sin Fronteras, "les tratamos con antibióticos, cuando se les ha estabilizado se les traslada a un hospital”.
Una bacteria de 1961
La Organización Panamericana de la Salud asegura que esta epidemia de cólera forma parte de otra que hubo en 1961. La bacteria habría permanecido latente desde entonces y se habría extendido por las lluvias torrenciales y el hacinamiento de los refugiados del terremoto, quienes viven en pésimas condiciones higiénicas y que se ven obligados a defecar al aire libre, lo que puede corromper el agua y expandir la enfermedad.