CONFLICTO RACIAL EN LA PROVINCIA DE OSH

Más de 2.000 de víctimas de violencia étnica en Kirguizistán

  • En un editorial multiplica por diez las estimaciones del gobierno de Otunbayeva
  • 5.000 refugiados de origen uzbekos han vuelto a Osh

Rubén de Vicente

El balance oficial de los disturbios étnicos contra la población uzbeca en el sur de Kirguizistán habla de 250 muertos, pero la violencia desatada hace dos semanas puede haber dejado un reguero de sangre mucho mayor.

Según asegura Le Monde en un editorial en el que cita a fuentes del gobierno kirguizo, cerca de 2.000 personas habrían muerto como consecuencia de los disturbios. El diario galo apunta a que se produjeron ejecuciones sumarias e indiscriminadas ametrallando a los habitantes de origen uzbeco a la salida de las mezquitas o en las plazas de la ciudad de Osh.

400.000 desplazados

Los disturbios comenzaron el 10 de junio por una trifulca en un bar entre un grupo de jóvenes de etnia uzbeca y otro de etnia kirguiza. La pelea encendió las larvas de animosidad latentes entre ambos grupos y en pocas horas la violencia se extendió por toda la provincia de Osh, limítrofe con Uzbekistán. Durante varios días se sucedieron los ataques contra la población uzbeka, obligando a ésta a huir.

El endeble Gobierno kirguizo de Rosa Otunbayeva necesitó una semana para controlar la situación. Según la ONU, en ese tiempo 400.000 personas se convirtieron en desplazados, 100.00 de ellos como refugiados en la frontera de Uzbekistán, al borde de una crisis humanitaria que requiere un auxilio acuciante.

Regreso de refugiados

5.000 de los que huyeron ha regresado a sus casas, pero aún con miedo. El panorama que se han encontrado es desolador. Edificios, vehículos y comercios calcinados flanquean a las constantes patrullas militares por las calles de la ciudad.

Ahora en Osh reina un estado de calma chicha sólo interrumpido por algunas carreras de las fuerzas de seguridad tras los supuestos instigadores de la violencia, que están siendo detenidos estos días, y de algún que otro vecino reticente a entregar sus armas a los militares.