SURCOS | EL PERSONAJE

"Las ovejas son como la droga: enganchan"

  • David sacrificó su vida en Madrid por cumplir su sueño: ser pastor.

  • El no poder formar una familia fue el precio que tuvo que pagar

Cristina Carro

David es un pastor de 46 años que nació y creció en Madrid. Su vida en la capital estaba marcada por las comodidades y el tener en todo momento lo que necesitaba. Sin embargo, el estrés que rodeaba su vida no le gustaba.

Con el sector primario tenía relación, ya que sus tíos eran ganaderos en la sierra madrileña. Desde niño estar allí le gustaba, y ese fue el detonante para que decidiera dejar su vida y empezar a trabajar en la montaña aprendiendo a ser pastor.

Los estereotipos siguen estando presente

Afirma que "a pesar de que esta vida le llevaba", decidió volver a Madrid. Allí aguantó muy pocos días y es que él lo que de verdad quería era "ser pastor".

La sencillez del oficio, el no tener que demostrar nada y la vida en el medio rural le conquistó. Su única pena es el "no haber podido formar una familia". Sus novias le dejaban porque no entendían el sacrificio que había que hacer por este negocio y en muchas ocasiones escuchó como las madres decían a sus hijas que "no Se acercarán al pastor" en tono despectivo.

Un oficio que antes estaba mejor visto

David tiene claro que si "hubiera nacido en la generación de sus abuelos o de sus padres, hubiera estado mejor" y lanza un mensaje a la sociedad, "hoy solo se quiere amasar dinero, sin que nos demos cuenta de que eso es una auténtica ruina"