En Castilla y León se encuentra la mayor concentración de templos rupestres de toda España. Las montañas del norte de Palencia y de Burgos esconden sorpresas en su interior, ermitas que desde el Siglo VIII engrosan el patrimonio de Castilla y León. Los arcos y las columnas están tallados directamente sobre la piedra.
Su origen se remonta a cuando los cristianos oficiaban misas en secreto huyendo del islam. El Plan de Conservación del Románico Norte acaba de restaurar uno de estos templos, La iglesia de San Vicente en Cervera de Pisuerga, Palencia.
El historiador Pedro Luis Huerta cuenta que los eremitas ocupaban grutas naturales y las aprovechaban para "adaptarlas en iglesias con su ábside y su bóveda". El historiador explica que resultaba más fácil que levantar un edificio de nueva planta.
Estas iglesias en las que se oficiaban misas al refugio del islam, son el testimonio de la repoblación de Castilla. Muchas se aprovecharon siglos después para construir templos románicos como la Iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga, Palencia. En Castilla y León hay medio centenar de templos. La mayoría situados en el norte de Burgos y Palencia.
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