El final y el comienzo de año está disparando, de nuevo, los precios de la electricidad. El miércoles 15 a las 9 de la mañana se produjo el pico máximo de la luz con un coste de 225 euros el megavatio hora. Al día siguiente la tendencia ha sido similar, con valores máximos de 200 y una media de 135 euros. Precios que no se veían desde hace casi dos años.
Si juntan un mes de enero más frío que el pasado, un clima que no favorece a la generación de renovables, el cierre de la última tubería de gas entre Rusia y Ucrania y un relevo presidencial en la Casa Blanca, el resultado es el encarecimiento en un 50% de los precios con respecto a octubre.
La demanda ha crecido un 7% y se ha producido menos renovable. Eso hace que se necesite más gas y se encarezca el precio de la energía. No obstante, los mercados mayoristas ya han empezado a perder el miedo por el cierre de la tubería rusa y los precios podrían comenzar a bajar si en febrero aumentan las temperaturas o si Estados Unidos, como en la primera legislatura de Donald Trump, impone aranceles a China. Esto provocaría que Europa perdiese un competidor y, por tanto, consiguiese un mejor precio, porque ahora mismo EE. UU. es el principal suministrador de gas del viejo continente.
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