El caso Funnydent ha destapado una realidad que se repite más veces de las que salta a los medios de comunicación. No es la primera vez que cientos de personas se quedan con el tratamiento bucodental a medias y con una deuda que deben saldar con su banco.
La raíz del problema radica en la propia legislación. En España, para abrir una clínica dental, no es necesario ser odontólogo. Esto permite que personas, sin ningún tipo de experiencia en el sector, monten un negocio más enfocado al aspecto comercial que al sanitario. Al empresario le interesa sacar rendimiento económico y lo logra a base de una publicidad agresiva y unos contratos laborales nada estables.
En Castilla y León, consejería de Sanidad y odontólogos han firmado un acuerdo, previo a una normativa oficial que se espera en un futuro próximo, para vigilar este tipo de publicidad que lo que persigue en enganchar a clientes nuevos con estrategias comerciales, en muchas ocasiones, poco ortodoxas.
"Es que tú no te encuentras por la calle una marquesina de un bus o en la televisión que anuncien válvulas cardíacas o trasplantes. No entiendo por qué en la salud bucodental sí que se permite". Quien nos los comenta es María Rodríguez. Se licenció hace dos años. Trabaja en la clínica dental de un familiar. Sabe que es una afortunada porque amigas suyas deambulan de entrevista en entrevista con ofertas de trabajo precarias que apenas duran tres meses.
María se licenció junto a otros 600 compañeros. De las facultades de España salen cerca de 1.700 odontólogos al año. Demasiados. Según el Colegio de Ondontólogos sobran dos de cada tres dentistas. Juan José Rodríguez, presidente de la Junta Provincial de Valladolid lo explica, "en el año 91 existían cinco o seis facultades de odontología y ahora son veintiuna. Somos el país de Europa que más dentistas salen al año".
Una masificación que provoca, ante la falta de expectativas laborales, que muchos de los recién licenciados acepten ofertas de trabajo que, no sólo no les dan estabilidad económica y personal, si no que además repercuten en el paciente. "A los pacientes cada vez les trata un profesional diferente. Los sueldos son bajísimos, sobre unos 400 euros al mes", cuenta María.
El número de franquicias relacionadas con la salud bucodental ha aumentado en los últimos años. De hecho, el 5% de las clínicas dentales son franquicias. Un pequeño porcentaje que contrasta con este otro. El 80% de las denuncias de pacientes va destinada a este tipo de establecimientos.
Para Juan José Rodríguez hay algo que es evidente "si el dentista fuera el propio dueño de la clínica dental, no le quedaría más remedio que intentar hacer las cosas bien y acabar los tratamientos porque se supone que él quiere estar ahí, hasta que se jubile, en el mismo sitio. Y esta gente no, esta gente se va de un lado para otro según le convenga".
Juan José admite que en más de en una ocasión ha tenido que arreglar el estropicio realizado por alguna de estas clínicas. Y desmiente que los tratamientos de estos establecimientos sean más baratos que el de las clínicas dentales abiertas por profesionales.