PENDRIVES PEGADOS A LA PARED

Dead drops: un intercambio de archivos completamente manual

  • Se trata de una iniciativa P2P que nació en Nueva York en 2010
  • Ya hay más de 880 instalaciones en todo el mundo, varias de ellas en España

Rubén de Vicente

Si pasea por la calle y de repente se topa con un pendrive incrustado en la pared no piense que está allí por capricho del constructor del edificio, ni por alguna extravagancia de un transeúnte despechado que lo ha clavado en el muro. Se trata de parte de Dead drops,  un sistema informático de intercambio de archivos P2P (peer to peer, es decir, de persona a persona) manual, sencillo y sin necesidad de concectarse a internet.

Surgió en Nueva York en 2010 a partir de la idea del alemán Aram Bathrol. Colocó cinco memorias USB en diferentes partes de la ciudad de los resacacielos. Se trata de que cada uno deje en los pendrives los archivos que quiera y que cualquier otra persona pueda descargarlos. Al no estar subidos en la red, los contenidos no dejan huella, como puede ocurrir con otros sistemas (véase Emule) y por tanto no hay riesgo de que las autoridades de cualquier país den al traste con el proyecto al vulnerar alguna ley contra las descargas.

La instalación es sencilla. Se perfora ligeramente la pared y se rellena el agujero con la memoria USB, colocando la parte de la llave hacia fuera. Después se informa en la web www.deaddrops.com de su ubicación para que otros usuarios puedan encontrarla.

En la actualidad hay casi 900 pendrives clavados en muros de todo el planeta. En España podemos encontrar varios dead drops en Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao y Palma de Mallorca.