Los códigos QR cada vez están más difundidos en nuestra sociedad. Esta combinación de cuadrados blancos y negros, muy semejante a un código de barras, es capaz de almacenar y proporcionar una gran cantidad de información, por lo que numerosos productos y espacios culturales ya recurren a ellos para las más diversas funciones. La Casa Lis de Salamanca es un ejemplo de ello.

"Pensamos que un futuro se van a desarrollar mucho, porque nos van a permitir completar la visita al museo mediante una documentación, una interactividad o mediante el uso de los idiomas", explica el director de la Casa Lis, Pedro Pérez Castro.

En última instancia, el objetivo de esta difusión de los códigos QR es tanto facilitar la interacción entre el público y el museo, como hacer más atractivas las exposiciones a aquellos que aún no se hayan animado a visitar la Casa Lis.

"Nos permite descubrir de otra forma el museo y su contenido. Complementa y, además, con la ayuda de la imagen se puede ver en varios idiomas", relata un visitante.