Saturnino Vegas Blanco
Este privilegiado mirador desde el que se otea el valle del Arlanza, fue el lugar elegido como defensa por pueblos como los celtas, romanos o musulmanes; finalmente sería utilizado por los carlistas en el siglo XIX.
La primera impresión al acceder a la meseta (1.450 m de altitud) donde se asienta la fortaleza, es la de un paisaje desolador, dominado por la caliza y la resistente sabina albar. Un paseo nos descubrirá los restos de tres cubos y parte de la muralla.
Este lugar contiene algunas cuevas y grietas que conviene tener en cuenta si acudimos en días de niebla. Por lo demás puede ser una excelente excursión que nos ocupe una mañana o una tarde y con un acompañamiento gastronómico frugal : uno o dos bocatas.


