Alberto Tapia / rtvcyl.es
La inestabilidad política que vive el golfo Pérsico ha golpeado también a la Fórmula 1. El Gran Premio de Bahréin que iba a inaugurar la temporada en el próximo mes de marzo se ha cancelado debido a las revueltas que asolan esta pequeña nación. Para el Reino bahreiní, la única prioridad es que el país pueda centrarse en el proceso de diálogo nacional.
Un Gran Premio de Fórmula 1 en el circuito de Bahréin mueve millones de euros en tan solo un fin de semana de competición, pero en esta temporada lo único que circulará por sus pistas será el polvo del desierto de Shakir, sobre el que se construyó uno de los circuitos más espectaculares del mundo.
Bahréin no acogerá este año la carrera de la máxima disciplina del mundo del motor que estaba prevista para el 13 de marzo y que inauguraba la temporada de la Fórmula 1. Las revueltas populares que se suceden durante los últimos días han llevado al Reino bahreiní a rechazar el Gran Premio. Temen que la resonancia a nivel mundial de este evento deportivo sea aprovechada por los manifestantes para dar a conocer sus reivindicaciones.
Aunque ya son varios días en los que los ciudadanos forman marchas que aumentan con el paso de las horas para pedir cambios en un país que está gobernado por una dinastía suní, y donde la mayoría de la población es chií.
Bahréin no es el único país del mundo árabe en el que toman fuerza las movilizaciones en los últimos días. En Yemen se han producido disturbios que han terminado con la vida de doce personas, entre los que un adolescente ha muerto abatido por los disparos del Ejército que intenta frenar las movilizaciones.
También en Marruecos, en el día después de la manifestación convocada a través de las redes sociales se hace balance del resultado de las protestas, que comenzaron de forma pacífica y terminaron en enfrentamientos que se saldaron con cinco muertos.