Los manifestantes bahreiníes que están acampados en la plaza de la Perla de Manama, la capital del país, para reclamar un nuevo Gobierno han recibido este lunes el apoyo de más de 1.500 profesores en huelga que se han unido a ellos y han forzado el cierre temporal de numerosos colegios.
"Mientras el Gobierno no caiga, no habrá clases", corearon los maestros en la plaza, donde hay unas 10.000 personas. Las protestas, que comenzaron hace una semana, están lideradas por chiíes --un grupo religioso al que pertenece la mayoría de la población-- que piden una mayor influencia en un país gobernado por una familia real suní.
Aunque los musulmanes chiíes representan en torno al 70 por ciento de la población, son minoritarios en la Cámara Baja del Parlamento --que tiene 40 escaños-- como consecuencia del sistema electoral, que, según ellos, los margina. Este hecho y la discriminación sistemática que sufren les impiden participar en los procesos de toma de decisiones o acceder a puestos de funcionario y a viviendas públicas, aunque el Gobierno considera infundadas estas quejas de los chiíes.
La familia Al Jalifa reina en Bahréin desde hace 200 años y controla el Gobierno, encabezado por el tío del rey, el jeque Jalifa bin Salman al Jalifa, que es primer ministro desde que el país se independizó de Reino Unido en 1971. En la plaza de la Perla han colocado un cartel del primer ministro con un mensaje que dice: "Interpol te capturará".
Cerca del grupo de profesores se ha colocado, sobre una caja pintada de rojo, una silla peligrosamente inclinada que representa al Ejecutivo. La silla tiene varias flechas clavadas y un fusil atado a ella, así como etiquetas con las palabras "corrupción", "desempleo", "nacionalización" y "la sangre de los mártires".
Amir Ahmed, un manifestante de 38 años que trabaja como funcionario en el sector del petróleo, ha afirmado que, "a ojos de la gente, el Gobierno ya ha caído".
DIÁLOGO
La oposición exige una verdadera monarquía constitucional en la que los ciudadanos desempeñen un papel más importante en un gobierno elegido de forma directa. También reclama la liberación de los presos políticos.
El rey Hamad bin Isa al Jalifa ha pedido a su hijo, el príncipe heredero, que inicie un proceso de diálogo con todos los partidos, pero, como consecuencia de los enfrentamientos que se han producido durante las manifestaciones, la oposición no se fía demasiado.
Mientras, Hassan Mushaimaa, un líder opositor chií que fue juzgado en rebeldía en Bahréin por intentar derrocar al Gobierno, ha anunciado que este martes viajará desde Londres a su país de origen.
En su página de la red social Facebook se indica que Mushaimaa, líder del Movimiento Haq por la Libertad y la Democracia, pretende "comprobar si los dirigentes van en serio respecto a lo del diálogo y si le van a arrestar o no".
El Movimiento Haq por la Libertad y la Democracia, que se separó del partido Wefaq --el principal grupo opositor chií-- cuando éste se presentó a los comicios legislativos de 2006, niega la legitimidad del proceso de reformas que inició el rey hace una década y no participa en las elecciones.
Los líderes de este grupo han sido arrestados en varias ocasiones en los últimos años, pero luego han sido liberados tras recibir indultos del rey. Algunos volvieron a ser detenidos el pasado agosto durante una campaña de represión en la que 25 activistas chiíes --23 de los cuales están siendo juzgados ahora-- fueron acusados de intentar derrocar al Gobierno por medios violentos.
Ibrahim Mattar, diputado de Wefaq, ha señalado que el príncipe heredero debería mostrarse dispuesto a aceptar una verdadera monarquía constitucional como paso previo al diálogo.
MANIFESTANTES ENVALENTONADOS
Mientras, los manifestantes de la plaza de la Perla están impacientes por ver cambios. "Los libros de Historia serán reescritos. Nos sacrificaremos por los mártires", ha declarado una estudiante que se ha dirigido a la multitud usando un altavoz, refiriéndose a las siete personas que han muerto desde el lunes pasado en enfrentamientos con la Policía y el Ejército.
Cientos de personas han resultado heridas en los disturbios, los más graves que se han producido en Bahréin en los últimos años. Los manifestantes se han envalentonado al ver cómo las revueltas populares de Egipto y Túnez han forzado a sus respectivos presidentes a dejar el poder.
Lamia, una profesora de educación primaria de 26 años, se ha mostrado convencida de que los bahreiníes también derrocarán a sus gobernantes: "Somos mucho más fuertes que ellos y esperamos que ocurra lo antes posible". "Somos valientes y estamos dispuestos a morir. Vengo a la plaza cada día pese a estar embarazada", ha declarado.
Por su parte, Amal Mohsen, una docente de 33 años, se ha quejado de sus condiciones de vida. "Llevo diez años casado pero aún no podemos permitirnos una casa propia, así que vivimos con la familia de mi marido", ha explicado.
Dado que las autoridades han ofrecido un proceso de diálogo y han permitido que continúen las protestas en la plaza de la Perla, la Federación General de Sindicatos de Bahréin ha pedido a la gente este lunes que vuelva a sus puestos de trabajo.
"Hoy hay un ambiente positivo debido a los esfuerzos del príncipe por iniciar un diálogo", ha destacado Karim Rabih, un subsecretario de la Federación. Sin embargo, ha añadido: "Podríamos convocar otra huelga en todo el país si la situación no mejora".