Naciones Unidas podría cerrar en las próximas horas una resolución contra el régimen de Al Assad en Siria. Dos miembros con derecho a veto, Rusia y China, han condenado por primera la represión de las protestas y han propuesto una condena a Damasco.
Hasta ahora Moscú y Pekín habían estado reticentes a unirse a las presiones internacionales contra el régimen. Las últimas cifras de víctimas de la represión publicadas por la ONU les han hecho cambiar de opinión. Las 5.000 muertes de civiles han llevado a los dos países a proponer por primera vez que Naciones Unidas condene y sancione a Siria, como ya habían pedido casi todos los países occidentales.
Sin embargo la postura de Rusia es descafeinada. Se trata de una propuesta, no una resolución, y por tanto no es vinculante. Además pide que se detengan las agresiones de las dos partes: las de los desertores del ejército y la del Gobierno de Bassar Al Assad.
Al Assad no parece darse por aludido. En las últimas horas ha enviado a sus tanques contra los manifestantes en Deera, donde ha dejado decenas de muertos y heridos.