La realidad es que los pueblos de Castilla y León cada vez se están quedando más solos. Crecen las cabeceras de comarca en los mejores casos, pero los núcleos más pequeños pierden fuerza cada año. En el año 2022 en Castilla y León se incorporaron más de 600 jóvenes al sector agrario. La mitad de ellos lo hicieron formados. Un punto fundamental y que les permite elegir y afrontar mejor el día a día en un oficio que está en constante cambio.
Un ejemplo de esto lo tenemos en Ángeles, una joven que estudió una carrera en Salamanca, pero que finalmente optó por volver al pueblo y empezar a trabajar en la ganadería y en la quesería que tienen sus padres. Ella nos dice que en “en el pueblo tiene todo lo que necesita”, “que la formación es necesaria” y que “nada es comparable con la libertad que tienes viviendo en un sitio pequeño”