EL PERSONAJE | SURCOS

Rita cambió su trabajo en una residencia de ancianos por pastorear un rebaño de ovejas churras

  • Era el sueño de su pareja pero le hizo replantear su vida

  • Afirma ser feliz con la vida que tiene, a pesar de todos los problemas que rodean al ganado en la zona zamorana de Sayago

Cristina Carro

Rita, residente en El Luelmo de Sayago, provincia de Zamora, comparte su transformación de vida desde su trabajo en una residencia de mayores hasta convertirse en una apasionada ganadera junto a su esposo.

"En el 2009, cuando la crisis de la construcción afectó a mi esposo, vimos una oportunidad en su sueño de criar ovejas churras", relata Rita. "Al principio, él estaba solo, pero con el tiempo, me sumé a su pasión y ahora somos socios en este camino".

Su transición del entorno urbano al rural no fue sencilla. "La vida en el pueblo no tiene lujos, pero tiene su encanto. Levantarnos temprano, cuidar las ovejas y trabajar en el campo es lo que nos define. Creemos en lo tradicional", afirma Rita.

Con un rebaño de 600 ovejas, su enfoque está en criar corderos junto a sus madres, permitiendo un crecimiento lento y natural. Sin embargo, se enfrentan a desafíos como la presencia del lobo, los buitres y el jaguarzo, una planta que nace en el campo en épocas de extrema sequía y que ocasiona a las ovejas problemas neuronales, renales e incluso de fertilidad.

"El lobo nos ha causado pérdidas y estrés. A pesar de querer su protección, necesitamos que esté controlado para asegurar la tranquilidad de nuestras ovejas", explica Rita.

La falta de soluciones concretas para el control de la planta jaguarzo y la gestión del lobo se suman a los gastos veterinarios generados por los ataques. "Las ovejas heridas no cubren los gastos, afectando nuestra economía", agrega.

Rita busca respuestas y soluciones tanto en la administración como en prácticas alternativas para proteger su rebaño y mantener viva su pasión por la ganadería tradicional.