Mucho se habla sobre la necesidad de la igualdad laboral, de conseguir una conciliación personal y familiar y unos horarios que se parezcan más a los de nuestros vecinos europeos. Se habla y se plasma también sobre el papel en leyes y compromisos y que luego en la vida real no se cumplen.
Los datos evidencian la desigualdad en el trabajo entre hombres y mujeres. Al cabo del año la mujer cobra un 25% menos que los hombres y luego eso se nota en las pensiones, un 40% más bajas. Ellas son, prácticamente, las únicas que concilian, y las que sufren en mayor medida la precariedad y parcialidad de los contratos. Para las mujeres es más difícil acceder a un trabajo, mantenerlo y ya no digamos promocionarse, ascender.
Desde que en octubre el gobierno regional pusiera en marcha una línea de ayudas para las empresas, 88 se han acogido a este programa para recibir asesoramiento en materia de igualdad, formación o implantación de medidas.
En realidad, las empresas con más de 250 empleadas están obligadas a tener un plan de igualdad. Una obligatoriedad que, según los sindicatos, debería ampliarse a las pymes también. Algo que según UGT pueden cumplir mediante los convenios colectivos, que deben ser la garantía de que se están eliminando las discriminaciones.
La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades ha asegurado que el gobierno regional trabaja ya en un anteproyecto de ley de conciliación de la vida familiar, personal y laboral.