Vivir con prisas, sin tiempo ni paciencia que dedicar a nuestros hijos, está perjudicando su salud. Según el último estudio ALADINO, realizado a nivel nacional, un 26,2% de los niños entre 6 y 9 años tiene sobrepeso, y un 18,3% es obeso.
Son datos que preocupan porque estos porcentajes no tienden a descender si no todo lo contrario, y en este sentido tienen mucho que decir y hacer los padres, como responsables que son de la educación de sus hijos.
En los colegios ya se está haciendo una labor importante, a través de los comedores escolares, para mostrar a los niños qué es una alimentación saludable pero, tal y como asegura Laura Carreño, presidenta de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Castilla y León, "no podemos pretender que en el comedor nos matemos por que el niño coma verdura, pescado, legumbres y luego en casa no reforcemos esos hábitos".
Sin embargo, debido a la falta de conciliación laboral y familiar, a la falta de tiempo y en muchas ocasiones de paciencia, los padres tendemos a no prestar atención a la alimentación de nuestros hijos, a resolver la cena con comida precocinada y a premiar los fines de semana a los pequeños con comida rápida.
El problema no sólo reside en la mesa. También en el sofá. El sedentarismo, la videoconsola y la tele están vaciando los parques y zonas infantiles. Tan importante es comer bien, como hacer deporte. "Hay que promover que los niños se mueva, que vuelvan a recuperar ese partido en la calle, o si no en la calle en un centro, ese ejercicio físico, esas actividades extraescolares más movidas".
Es la opinión de un experto, el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UEMC. Según David García, no hay una edad idónea para iniciar a los chavales en el deporte, pero los niños, desde bien pequeños, tienen que moverse. Y al igual que con la alimentación, los padres en este sentido pueden ser un gran ejemplo para sus hijos.
Lo ideal es convertir las comidas y el ejercicio físico en algo divertido.