Las siluetas de los rascacielos moscovitas se pierden entre la atmósfera cargada de humo.
Los vehículos se ven obligados a llevar las luces encendidas durante el día debido a la poca visibilidad. Las temperaturas baten todos los récords de calor. En Moscú se ha llegado a una máxima histórica de 38 grados, cifra que según los expertos podría llegar a superarse.
Los 10 millones de habitantes de Moscú están preocupados ya que el humo es muy contaminante. Una situación que se extiende a otras ciudades.
El presidente ruso, Dimitri Medvédev, ha destituido a varios altos oficiales, por negligencia criminal, al no haber evitado que los incendios forestales alcanzaran una base militar.
Las autoridades trabajan a contra reloj y ya han retirado todo el material explosivo y radiactivo del Centro Nuclear Federal de Sarov ya que el fuego avanza y amenaza sus instalaciones.