Elisabel, Noemí y Raquel. Son tres de las tantas mujeres que se han hecho un hueco en un empleo en los que predomina la presencia de los hombres. Elisabel es Guardia Civil, entró en el cuerpo hace 33 años. En ese momento no había muchas mujeres, pero eso no frenó su verdadera vocación: "Cualquier mujer que haya decidido romper barreras ya es un referente. Hemos superado mucho. Yo tal vez he tenido más dificultades en que se valorara mi trabajo, no internamente, pero tal vez en la calle me costó aún más el hecho de que aceptaran que había mujeres y que éramos capaces de trabajar en igualdad condiciones", declara la capitán de la comandancia de la Guardia Civil de Zamora.

Noemí es ingeniera de telecomunicaciones y miembro de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas: "Normalizabas el hecho de que fueras mujer en un mundo más de hombres. Tenemos que abrir esa perspectiva y mostrar el potencial y todo lo que podemos llegar a hacer en este mundo más tecnológico”, cuenta. 

Raquel también es ingeniera. Ha compaginado su trabajo en la oficina con su trabajo en la pista donde es atleta: "Lidiar con las demandas desde el exterior más mis demandas, las propias de autoexigencia, ha sido mi principal desafío", confiesa. Además, ha sido madre recientemente y no puede evitar emocionarse al contar lo duro que para ella está siendo compaginar todo; "Somos las que traemos niños a este mundo. Deberíamos tener un espacio respetado, una maternidad agradable, que la disfrutemos y no sobrevivamos a ella", declara entre lágrimas.

A través de sus testimonios, ellas animan a mujeres y niñas a perseguir su verdadera vocación dejando atrás los miedos, porque, aunque en algunas profesiones la presencia de mujeres no sea multitudinaria, eso no significa que no haya un hueco para ellas.

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