Ventosa de San Pedro es una pequeña localidad de 12 habitantes de las Tierras Altas de Soria, bañada por el río Ventosa, del cual toma el nombre. Como el resto de pueblos de la comarca, se caracteriza por una cultura pastoril. La trashumancia, como forma de vida, está muy presente en la gastronomía. El cordero es uno de los ingredientes estrella y se come en caldereta y las migas, acompañadas de chorizo y torrezno curado, es uno de los platos protagonistas de estas frías tierras.
Cuenta con una zona de hayedos, robledales y praderas donde fructifican numerosas especies de hongos, entre ellos, los níscalos, boletus o Setas de Pie Azul, que dan lugar a platos característicos de la zona.
Las edificaciones están agrupadas entre sí. La arquitectura de sus edificios se caracteriza por el empleo de piedra natural como material predominante, con callejuelas estrechas para proteger sus calles de los fríos vientos del norte. Las viviendas son elementales y sobrias, propias de una economía débil basada en la ganadería.
Como pueblo enclavado dentro de la ruta de las icnitas hay que destacar su yacimiento de San Roque situado junto a la ermita del mismo nombre y declarado Bien de Interés Cultural. Una réplica de iguanodón señala el lugar donde se observan las 18 huellas fosilizadas de un dinosaurio tridáctilo, perfectamente definidas.
Destaca también, por estar dentro del término de la localidad, el despoblado de Rabanera, declarado igualmente Bien de Interés Cultural. Se trata de un poblado de época celtibérica, caserío en época romana Alto y Bajo Imperial, y despoblado medieval. Del Hierro II conserva restos de un gran bastión habilitado en su interior que se proyecta en muralla hasta cerrar el flanco norte. Por su exterior un foso. Al norte de la muralla están las ruinas de la ermita medieval; junto a ella pasa una antigua calzada romana que atraviesa el hábitat medieval de este a oeste; su origen podría remontarse a época antigua.
Como edificios a destacar nos encontramos con el lavadero, que hasta la llegada del agua corriente a las casas, era uno de los lugares más concurridos del pueblo donde se acudía a coger agua para el consumo, abrevar las caballerías y lavar la ropa; la ermita situada en las eras, construida en 1818 con piedra, las paredes laterales, alargadas, forman un pórtico donde se halla la puerta de entrada con arco de medio punto apoyado en dos ménsulas; el horno comunal donde se hacía antiguamente el pan y las meriendas de matanza, hoy en día para la realización de asados y almuerzos.
Es muy importante la tradicional Fiesta de las Móndidas, antiguamente celebrada el día de la Trinidad y trasladada al 15 de agosto a causa de la despoblación. Fiesta típica de las Tierras Altas y que solo se conserva en cuatro pueblos, entre ellos en Ventosa de San Pedro. Las Móndidas rememoran a las sacerdotisas celtibéricas que hacían ofrendas de flores y frutos a los dioses. Actualmente se visten con mantones de colores rojos y amarillos, con sus cestaños de flores en la cabeza y acompañados de un mozo que porta un árbol adornado con frutos, cintas y roscos de pan (el mozo del ramo), recorren las calles del pueblo en procesión. Tras la ofrenda en la Iglesia, vuelven a la plaza donde tiene lugar la tradicional “Corrida del Rosco” donde el mozo con los roscos de pan del árbol corre y las Móndidas lo persiguen hasta hacerse con los roscos.
En definitiva, es un pueblo perdido en la comarca de las Tierras Altas de Soria, que ve pasar el tiempo esperando el día en que la última persona abandone su lucha y lo cierre con llave, esperando que el tan conocido fenómeno de la despoblación haga su efecto. La Ventosa tiene escaso pero interesante patrimonio histórico y cultural. Una historia tallada por gente humilde, agricultores y pastores, que han marcado la vida y el devenir del pueblo y que con sus manos, “a reo vecino”, han arreglado sus fuentes, lavaderos, calles, el horno comunal y demás edificios públicos para no convertirlo en ruinas y en un caído más. Su verdadera belleza reside en la lucha incesante de esa gente por mantener su pueblo en pie en aras de no caer en el olvido y que lo puedan conocer sus futuras generaciones.