Con el ambiente de las grandes ocasiones, las gradas del Pisuerga se encargaron de recordar a su rival, ya en los prolegómenos del encuentro, que iba a resultar sumamente complicado el poder salir victorioso de tierras vallisoletanas. Un mensaje recordado nuevamente por el MVP de la última jornada en los primeros compases del encuentro, un Boubacar Sibide que se movía a placer en la pintura con dos estratosféricos mates con los que intensificó la defensa de los pívots rivales sobre su figura (9-7). Con Javi Marín anotando los primeros puntos de su equipo, al Aceitunas Fragata Morón aguantó el órdago lanzado por Miguel González (7 puntos) para poder mantenerse a rueda de un ULSA Valladolid que rozaba la excelencia en ataque ofreciendo al respetable un estratosférico primer acto (26-26). Las gradas disfrutaban de lo lindo pero, tras el primer entreacto, fueron los andaluces los que lograron una pequeña renta gracias a un parcial de 0-5 con el que exhibir sus cartas de cara al segundo acto. Paco García quiso invertir su suerte en la partida con un tiempo con el que recordar a sus hombres los principales conceptos de su juego (29-33). Pero entre la magia de Javi Marín y el acierto de Rubén Gutiérrez desde la larga distancia, los andaluces llegaron a gozar de una renta máxima de 8 puntos que invitaban al optimismo (35-43). Eso sí, cuando uno tiene enfrente a un jugador de la talla de Sergio de la Fuente tan sólo el bocinazo final puede aportar tranquilidad y para eso quedaban aún muchos minutos. El capitán reconstruyó a su equipo desde la pintura aportando serenidad defensiva y calidad ofensiva hasta dejar a su equipo de nuevo a rueda de su rival (43-49).
Todo parecía apuntar a un segundo tiempo plagado de emoción e igualdad pero la arenga del histórico Paco García a sus jugadores en el descanso debió de ser de esas para guardar en la videoteca y mostrar en las escuelas porque sus jugadores saltaron de nuevo a la pista con un plus de motivación. La dupla interior formada por De la Fuente y Sibide campaba a sus anchas por la zona hasta firmar un parcial de 7-0 con el que dar muy pronto caza a su rival. Y por si fueran pocas las acciones con las que los vallisoletanos habían castigado a su rival, la línea exterior comenzó a sumar para asumir su máxima renta del choque hasta el momento (71-60). Valladolid se gustaba cada vez más sobre la pista y el partido se hacía cuesta arriba para un Fragata Morón que veía reducido su acierto con el paso de los minutos. Su técnico Rafa Rufián lo intentaba de todas las maneras posibles pero de nuevo De la Fuente, en esta ocasión desde el triple, y un imperial Wade Chatman ponían la veintena en el marcador (93-73). Y como es de justicia reconocer a los héroes, Paco García regaló a su capitán un cambio a unos pocos segundos del final con el que Sergio de la Fuente recibió la ovación de un Pisuerga que acariciaba ya las semifinales. La bocina final fue tan sólo la confirmación de un éxito con el que Valladolid luchará para poder regresar a la élite del baloncesto.
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