España no es, ni de lejos, el país europeo mejor preparado para afrontar el despegue del coche eléctrico que se espera en los próximos diez años. El principal problema al que temen los conductores que se plantean comprar un coche eléctrico es dónde recargarlo y no tiene fácil solución. Sobre todo si atendemos a un informe europeo que analiza las necesidades de puntos de recarga públicos en toda la eurozona.
Para disponer de una infraestructura que de respuesta a los vehículos eléctricos que se esperan de aquí a diez años, cerca de cinco millones, en España sería necesario instalar 400.000 puntos de recarga públicos y en Castilla y León 20.000.
La inversión necesaria rondaría los 2.000 millones de euros a nivel nacional y los 100 millones en Castilla y León. De ahí que este informe abogue por el sector privado. Las entidades públicas sólo tendrían que hacerse cargo de las zonas remotas para cubrir la totalidad de la red.
Un modelo similar es con lo que ya se trabaja en Valladolid, una de las ciudades españolas con mayor disponibilidad de puntos de recarga públicos por habitantes. En la actualidad cuenta con 86 puntos de recarga. 19 de ellos a pie de calle, el resto está en espacios privados o semiprivados, como centros comerciales.
En Valladolid es una empresa privada la encargada del mantenimiento de toda la red de recarga de la ciudad, además de una aplicación en la que se explica cómo se tiene que realizar esa carga, dónde están los puntos disponibles o cuáles no funcionan.
Los conductores de vehículos eléctricos cuentan con tres tipos de puntos de recarga en esta ciudad: rápida (50kv), semirrápida (22kv) y normal (7,5kv), a un precio mínimo de 0,15 el kilovatio, ya que desde el verano de 2018 se pasó del sistema de gratuidad al de pago.
El ayuntamiento de Valladolid ha notado el aumento de la circulación de vehículos eléctricos en la ciudad gracias a la zona azul. Para los propietarios de vehículos eléctricos aparcar enla O.R.A. es gratuito y la demanda de tarjetas ha aumentado en los últimos tres años.
Esa ansiedad que genera el no encontrar una zona para recargar la batería cuando se necesita podría tener los días contados de aquí a diez años. Si se consigue una red completa se podría viajar por toda Europa sin preocuparse dónde se encuentra el siguiente punto de recarga.