Paola es un ejemplo de los 275 trabajadores en inclusión laboral en Castilla y León. Dejó su trabajo en una oficina en Colombia por razones de seguridad y a su llegada a España tuvo que formarse para encontrar un empleo. Ahora es una experta en el manejo de la carretilla y sueña con ser trabajadora social.
Las empresas de inserción laboral se han duplicado desde 2010 y con ellas los trabajadores que recurren a ellas por encontrarse en situación vulnerable. Desde perceptores de rentas mínimas tanto jóvenes como mayores, víctimas de violencia de género o en situación de protección internacional. La Junta destina casi 1 millón de euros a programas en este campo.