El Duero a su paso por Zamora no solo modifica su estampa, también su flora y fauna. Gracias a este río, la capital con mayor cantidad de románico es, además, una joya en cuanto a fauna se refiere. La posibilidad de ver cormoranes, milanos, garzas e incluso nutrias en un enclave entre puentes, con las aceñas y la postal zamorana de fondo, es un lujo que en esta ciudad disfrutan sin tener que desplazarse.