Ramón García Domínguez (Barcelona, 1943). De ascendencia navarra, Ramón García Domínguez vive y trabaja en Valladolid desde hace largos años. Estudió Magisterio en Bilbao y posteriormente Periodismo en la Universidad de Navarra, donde se doctoró en Ciencias de la Información. Ejerció muy poco tiempo la profesión de maestro para dedicarse en cuerpo y alma al periodismo y la literatura.
Como periodista, ha cultivado todos los géneros, colaborando en diversas publicaciones, aunque hay que destacar el vínculo que le une desde hace muchos años al periódico El Norte de Castilla, en cuyos suplementos ha publicado varias novelas infantiles y juveniles por entregas.
Como escritor, es un destacado autor de literatura infantil y juvenil, constantemente reclamado para impartir charlas en colegios e institutos, especialmente desde que ganó el Premio Ala Delta por Renata toca el piano, estudia inglés y etc., etc., etc (1992), que abordaba el tema de toda esa generación de niños cuyos padres les preparan una apretada agenda y que, por culpa de tantas actividades extraescolares y cursos variopintos, no tienen tiempo de jugar.
Sus novelas están llenas de acción, de diálogos vivos, de desparpajo, de sentido del humor. Algunos de los personajes nacidos de su fértil imaginación han protagonizado exitosas series de novelas; es el caso de la ya mencionada Renata o del ángel Pin y el hada Violín.
Entre sus títulos más recientes pueden citarse Brandabarbarán de Boliche (2004), una novela picaresca que fantasea sobre la infancia de don Quijote, la ecológicamente comprometida Pepa y los (h)unos (2005) y Periquito Periquete (2006), donde una vez más Ramón García consigue sacar brillo de los elementos cotidianos.
Ha escrito libros-reportaje, biografías, relato corto, ensayo, teatro, programas infantiles de radio, y ha creado y dirigido suplementos de prensa para público infantil y juvenil. “Escribo para chicos —ha declarado— porque soy un temerario, por eso mismo.
El niño es el lector más exigente del mundo, el juez más riguroso”. En Pamplona, dirigió un grupo de teatro infantil y juvenil; esa experiencia directa en la escenificación le ha servido para escribir piezas como Teatro del revés (1987) o Puntapié (2000).
Todavía está representándose la obra que escribió, para un público adulto y por encargo institucional, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote: Yo, Cervantes, tuve otras cosas que hacer. Amigo personal y especialista en la obra de Miguel Delibes, ha publicado asimismo varios estudios sobre el escritor castellano y ha colaborado con él en la adaptación teatral de algunas de sus novelas.
Merecen ser destacados títulos como Miguel Delibes: un hombre, un paisaje, una pasión (1985) y el esperado El quiosco de los helados (2005), donde se hace balance de treinta años de amistad, paseos, vida y literatura al lado del gran novelista. Su último libro sobre Delibes ha sido publicado en 2010 bajo el título Miguel Delibes de cerca.
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OBRAS INFANTILES Y JUVENILES
- La tortuga, el hipopótamo y el elefante (1976). Edebé. Teatro.
- Un grillo del año dos mil y pico (1981). Miñón.
- ¡Por todos los dioses! (1985). Editorial Escuela Española.
- Teatro del revés (1987). Caja de Ahorros Popular de Valladolid. Teatro.
- Solomán (1987). Editorial Escuela Española.
- Perder para ganar (1989). Edelvives.
- Una piraña en mi bañera (1989). Ediciones Paulinas. (1993).
- ¡Nos han robado la oreja! (1991). Edelvives.
- Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera
(1992). Edelvives.
- Sentado te engorda el cu... (1994). Edelvives. Teatro.
- Cuéntamelo todo (1996). Edelvives.
- ¡Por todos los dioses! (1996). Edelvives.
- Perder para ganar (1997). Edelvives.
- Renata juega al príngate, al balón y etcétera, etcétera, etcétera
(1998). Edelvives.
- ¡Viva la Pepa! (2000). Anaya.
- Puntapié (2000). Editorial CCS. Teatro.
- El ángel Pin y el hada Violín (2003). Multiversa.
- El ángel Pin y el hada Violín, ¡menudo Belén! (2003). Multiversa.
- Renata Alucinata (2003). Edelvives.
- Cinco cuentos para “uoiear” (2003). Edebé.
- Renata juega al marro, al pimpampún y etcétera, etcétera, etctera (2003). Edelvives.
- Brandabarbarán de Boliche (2004). Anaya.
- El ángel Pin y el hada Violín, ¡Olímpicos! (2005). Multiversa.
- Pepa y los (h)unos (2005). Anaya.
- Comotú (2006). Editorial CCS.
- Periquito Periquete (2006). Editorial Everest.
- El colorín colorado (2007).
- Yo, Jeromín (2009).
- El niño gol (2010) .
OTRAS OBRAS
- Macías, la ley del silencio (1977). Plaza & Janés.
- Cuentos negros soberanos (1979). Plaza & Janés.
- Corella (1983 y 1993). Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra.
- El bolero de Ravel, de Ravel (1980). Libro de relatos.
- Miguel Delibes: un hombre, un paisaje, una pasión (1985). Destino.
- Sombras de sueño (Versión de Unamuno) (1987). Caja de Ahorros Popular
de Valladolid.
- Miguel Delibes: la imagen escrita (1993). Semana Internacional de Cine de
Valladolid.
- Miguel Delibes, Premio Miguel de Cervantes 1993 (1994). Ministerio de
Cultura.
- Francisco Javier Martín Abril: Premio Provincia de Valladolid 1993 a la
Trayectoria Literaria (2001). Diputación Provincial de Valladolid.
- El quiosco de los helados: Miguel Delibes de cerca (2005). Ediciones Destino.
- Miguel Delibes: Premio Provincia de Valladolid a la Trayectoria Literaria
del Siglo XX (2005). Diputación Provincial de Valladolid.
- Miguel Delibes de cerca (2010).
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I Renata
Si Renata se llama Renata, no es porque tenga o haya tenido una abuela Renata,
como suele suceder en estos casos o en casos como el de Eduvigis, Marcelina o Eladia,
sino porque la madre de Renata —que se llama Maribel— tuvo un buen día una revelación.
—He tenido una revelación —le espetó a su marido, despertándolo a las cinco y
media de la madrugada
—. Nuestro hijo se llamará Renato.
—¿Y si es niña? —replicó el marido, bostezando y frotándose los ojos.
Maribel, la futura madre de Renata, que estaba embarazada de siete meses y por eso
su marido, don Manolo, le permitía caprichos como el de despertarle de sopetón a las
cinco y media de la mañana, no lo dudó ni un instante:
—Pues si es niña, se llamará Renata.
—¡¿Renata?! –preguntó don Manolo, despertándose del todo con el susto.
—Renata, Manu, Renata.
Doña Maribel, la futura madre de Renata, llamaba Manu a su marido en las circunstancias
serias de la vida, y le llamaba don Manolo en el trato corriente y normal. A lo
mejor parece que tendría que ser al revés, pero la madre de Renata era una mujer
bastante paradójica y de ideas muy personales. Y muy firmes también. Porque desde
el día, o mejor, la madrugada en que decidió que el fruto de sus entrañas se llamaría Renato o Renata, según fuese niño o niña, ya nadie la apeó del burro. Vamos, que
nadie le hizo cambiar de opinión, quiero decir.
—Pero por qué Renato o Renata, Maribel, ¿puede saberse? —indagó el bueno de don
Manolo, bostezando como un caimán.
—Muy sencillo, Manu —¡seguía hablando en serio!—; porque este niño o niña que
llevo aquí dentro —y apuntaba con el dedo índice a su barriga como si señalase con
un puntero en un globo terráqueo— ha nacido de nuevo, ¿o es que no te acuerdas? ¡Es
un «renato», Manu, un «re-na-ci-do», que no otra cosa quiere decir tal nombre!
Y no le faltaba razón a la futura madre de Renata. Porque resulta que, dos meses
antes, en las fiestas de Navidad, doña Maribel había tenido un accidente y los médicos
habían dado por malograda a la criatura que llevaba en su seno.
Don Manolo ya se lo había advertido a su esposa:
—Maribel, ten cuidado, que tú no estás para alpinismos...
Ni tiempo tuvo para terminar la frase. La escalera en la que andaba encaramada
doña Maribel, colocando una estrellita de plata en la punta del árbol de Navidad,
resbaló de repente y la buena señora se vino al suelo de espaldas cuan larga era.
Perdió el conocimiento, la llevaron en una ambulancia al hospital y allí dictaminaron
los médicos que a la madre no le pasaba nada —apenas unas contusiones—, pero
que la criatura...
Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera.