Judith y José Luis recuerdan los buenos tiempos vividos con Karina. Una niña ucraniana a la que acogen cada verano desde hace cinco años. Los niños saharauis tampoco han podido venir a pasar el verano a nuestro país.
Almudena no verá a Mija y Julia y Carlos no saben si volverán a encontrarse con Hadi, éste era el último año que iba a disfrutar del programa vacaciones en paz. Están preocupados no solo por que el coronavirus pueda llegar a los campamentos sino porque la carencia de alimentos y medicinas cada vez es mayor. Por eso han hecho un llamamiento a las administraciones para que el fondo que destinaban a los viajes de los menores, ahora se invierta en alimentos o en educación en los campamentos. De momento no han obtenido respuesta. Mientras los niños y niñas saharauis seguirán viviendo olvidados en estas tierras, en la peor parte del desierto del Sahara: la hamada argelina.