El abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), Dom Clemente Serna, comunicó a los monjes de su comunidad benedictina y a sus allegados su deseo de retirarse, tras 23 años en el cargo. Así lo recoge en su edición del domingo el Diario de Burgos quien precisa que esta decisión el abad la hizo pública el pasado 23 de noviembre, festividad de San Clemente, cuando afirmó: "Ésta será la última ocasión que celebre mi onomástica como abad de Silos".
Dom Clemente Serna aseguró, en declaraciones a la agencia Ical, que "ya ha llegado el momento" y que su sucesor se podría conocer a comienzos del próximo año, tras la Navidad. Asimismo subrayó: "Algunos pocos ya lo sabíais desde hace algunos años y ahora ha llegado la hora".
Tras reiterar que se encuentra cansado -fue elegido abad el 7 de junio de 1988-, reconoció que "los propios monjes" han visto que tiene "un deterioro físico" pero afirmó: "Me encuentro tranquilo porque he hecho lo que tenía que hacer" y añadió que "deja el testigo al siguiente".
El padre declaró que "hay que estar a las duras y a las maduras". "Somos finitos y llega un momento en el que hay que decir que hasta aquí hemos llegado por motivos de salud". "Lo que tenía que hacer lo he hecho", reiteró, para avanzar que ahora tiene cantidad de documentos que le gustaría poner en orden y dejarlo al servicio de los demás. A ello agregó: "Además doy la posibilidad a que otro pueda ser abad; he hecho lo que creía que tenía que hacer".
"No soy el padre eterno y hay que ir buscando sustituto", apuntó. Un relevo que llegará de la misma comunidad benedictina a través de un proceso interno. Según explicó, cada monje, cuando llega el momento de votar, escribe el nombre de su abad en un sobre cerrado y advirtió de que "el que se ofrece para serlo queda eliminado". "Es un proceso muy bonito y emocionante", exclamó.
Desde los trece años
Dom Clemente Serna nació en 1946 en la localidad burgalesa de Montorio y entró en el Monasterio de Silos con tan sólo 13 años de edad. En 1964 realizó su profesión monástica y en 1971 fue ordenado sacerdote. Durante su mandato vio cumplir uno de sus sueños como fue recuperar en 2009 el convento en ruinas de San Francisco, además de haber convertido la abadía silense en un centro de reflexión espiritual mundial.
También, es archiconocido por los famosos cantos gregorianos, así como por albergar multitud de exposiciones de arte contemporáneo, gracias al convenio firmado por la abadía de Silos, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos.